La expresión en su rostro no ocultaba el profundo dolor que albergaba su alma, sin embargo, la habilidad en su disciplina se mostraba intacta, exteriorizaba su conocimiento en manifestaciones ajenas a su verdadero sentir, tal vez no pensaba en ello, tan sólo palpaba y cargaba su pena, invisible para los ojos de los que hablan sin saber y creen saberlo, cuando en verdad no son dignos de entenderlo...
Si bien es consciente que ahogarse en un sentimiento lastra su alma, le aterra iniciar el camino para purificarla, pues su profunda herida calcina su ser; apenas la imagina, no distingue su color o su forma, su inestable tamaño es afectado directamente por los juegos de su mente que condena, perdona y santifica su existir... es la parte más difícil.
Gradualmente tendrá que enfrentarlo, todo a su alrededor será la nada, el norte le mostrará a su oponente: esencia contra forastero... uno completamente perturbado, tan alterado que casi deja de estarlo, el otro se encuentra incómodo, se siente extraño y sus sentidos más elevados le advierten que su momento ha llegado... finalmente... ha respirado en tantas existencias como ha sido necesario para poder llevarlo a cabo. Su grisácea alma ha sido descargada, su ser ha encontrado la libertad.
Se veía venir. La razón intentaba armarse de lógica apoyada en el sentido común; el corazón, ahogado en la dicotomía, señalaba y era señalado, cargado de culpa castigaba y era castigado... seguía su esencia...
Principios, valores, tradiciones y costumbres asomaban a la espera de ser citados, sin embargo, su presencia en esta ocasión era invisible... Dosificando sus emociones, en procura de hacer caso a su socio y compañero de hermosas batallas, el núcleo de sensaciones del ser humano se apoderaba del mando.
Un instante, ese justo momento en el que la cohesión de dos energías vibran en un plano elevado, enmudecen la parte lógica de todo individuo y su razonamiento no comprende la grandeza de un sentimiento... lo traducimos en el verdadero significado de vida... cuando hallamos ese todo que se superpone a la suma de las partes, hemos encontrado la razón de nuestra existencia: es el origen del mundo.
Te encuentras vivo pero casi ni lo sabes, te han ofrecido un mundo en donde con la bienvenida te estás despidiendo del mismo; apenas has llegado y ya te has ido, traías un mensaje y al decidir nacer ahora, venías con la convicción de hacer aquello que ahora has olvidado... Si tan sólo te hubieran permitido llegar a la realidad... pero te han regalado ficción...
Tu existencia te ha rodeado con señales durante todo el recorrido de tu vida, aún así, duermes en vez de escucharlas, las ignoras en principio por ceguera mental, posteriormente por conformismo para finalmente refugiarte en el cómodo hábito que has encontrado en tu propio dibujo de un universo inventado y ajeno que finalmente "escogiste".
El mundo que tus ojos divisan y tus sentidos experimentan te hace sentir vivo... Desgraciadamente necesitas sentir y experimentar lo físico para creer... No confías lo suficiente. Mira hacia adentro... es la ruta directa al encuentro con la vida... Tu espíritu te necesita, tu cuerpo lo hospeda y cuando te decidas a entablar una relación con tu escencia, encontrarás las verdaderas respuestas que ansía tu vida.
Y en medio del invierno, bajo la hipnosis de la música generada por las gotas que en su afán por destacar en un vasto grupo del elemento fundamental, chocan contra la superficie deslizándose agónicas en busca de la victoria... Es esta una analogía al accionar del ser "civilizado"? Es un patrón salir disparado en el camino de la vida, para, en medio de un parpadeo, golpear con fuerza alguna invención imprevista de la creación?
Si como la gota, de manera progresiva, deja de ser gota en su andar por el camino, así el ser humano deja su piel en el mismo, desde que nace hasta que ha partido... Cada paso, cada milímetro de espacio recorrido en la escala del tiempo maldito, es en si mismo, una transformación de la existencia física en pro de alcanzar algo desconocido, el seductor plano evolutivo... ese intangible traducido en fé para el creyente y la confirmación de un argumento con sentido para el ateo, el factor común de una impensada y cómica realidad asesina de las diferencias mal fundamentadas de una sociedad invidente a voluntad y estúpida por inercia.